Pokemon GO Wild
Tras el fulgurante y sorprendente éxito de Pokemon GO, la aplicación para móviles desarrollada por Niantic, Inc. bajo la licencia de Nintendo, se ha podido comprobar como medio planeta se ha lanzado a las calles en busca y captura de estos personajes digitales llamados Pokemon.
Si usted nunca ha oído hablar de estos personajillos, no quiero decir que viva debajo de una piedra, pero sin duda alguna no está muy enterado de la actualidad mundial. Y es que aunque todo esto le pueda parecer un juego de niños, sepa que desde el lanzamiento hace un par de semanas de Pokemon GO, el valor de las acciones de Nintendo en Bolsa lleva encadenando una subida del 57%. Seguramente ahora ya no le parezca una chiquillada.
Al más puro Nostradamus ciertas predicciones asociadas a este fenómeno ya se están cumpliendo.
Como las de atropellos a transeúntes que iban con la vista clavada en sus smartphones mientras seguían la pista del Charmander de turno, y las consiguientes denuncias por parte de los atropellados a la propia Nintendo por considerarla responsable en última instancia del accidente.
El florecimiento de relaciones amorosas bajo el nexo de unión de un cariño mutuo hacia Pikachu.
Las grandes aglomeraciones de gente exaltada cuando aparece algún Pokemon exclusivo.
Los atracos sistemáticos a modo de emboscada en puntos de laxa seguridad a incautos jugadores demasiado confiados.
Nuevas oportunidades de negocio. Taxistas con rutas preparadas para optimizar la búsqueda. Comercios publicitándose con el reclamo de estar ubicados en zonas con alto índice de aparición de Pokemon.
Pero personalmente, lo que más me está sorprendiendo es que todavía no he sido consciente de la creación de ninguna asociación pro-derechos de estos seres virtuales. Algo estilo «Asociación Protectora de los Pokemon» o «Asociación por los Derechos de los Pokemon«.
Y sino, tiempo al tiempo.